Fiesta de la Virgen de La Tirana
Como de otro planeta.
En sólo una semana, once meses de silencio y quietud son transformados en devoción, religiosidad, cantos y bailes en el pueblo oasis de La Tirana. Entre el 12 y el 18 de julio la Pampa del Tamarugal se viste con sus mejores trajes en honor a su virgen, la Virgen del Carmen de La Tirana. Con una fuerte influencia cristiana y andina, la celebración transcurre entre “diabladas”, “bailes chinos”, “morenadas” y “huaynos”, en que 200.000 personas entre hombres, mujeres y niños, visitan a la virgen en demanda de salud, trabajo y dignidad.
A 19 Km de Pozo Almonte, camino a Pica, se ubica este poblado fundado a fines de 1700. La historia y desarrollo de su culto a la Virgen se vio potenciada por el contexto de la industria salitrera. Tras el crecimiento de las faenas extractivas del nitrato, los ‘enganchadores” salitreros, reclutaron un gran número de obreros quienes dejaron atrás parte de sus familias y sus seguridades, ellos, lentamente fueron desarrollando una devoción y fe en la Virgen que los acogía en las áridas tierras nortinas.
El origen de la leyenda comienza en los tiempos de la evangelización. A fines de 1535 Diego de Almagro, salió del Cuzco con una gran comitiva de soldados e indios al territorio desconocido de Chile. En su viaje de regreso la hija de un sacerdote inca, Huillac Ñusta, de sólo 20 años, huyó al sector de Pica con 500 indios cuzqueños, donde resistieron cuatro años en la Pampa del Tamarugal. La fama de Ñusta trascendió la región, ya que hacía matar a todo español o indio bautizado y fue denominada por los castellanos como “la bella tirana del Tamarugal”. Por esos tiempos, un minero portugués procedente de Arica, Vasco Almeida, quería trabajar en la Mina del Sol o Huantajaya (cerca de Iquique), pero fue tomado prisionero por los indios cuzqueños y condenado a muerte. Pero Ñusta, decidió posponer su ejecución para convertirlo a las deidades incas, a lo que Almeida se resistió. Ambos se enamoraron, y finalmente el minero portugués logró convertir a la Tirana. Ella al conocer que en la vida eterna sus almas podrían estar unidas, decidió ser bautizada por él. Pero en el momento de su bautismo, los indios cuzqueños los atacaron y ambos muerieron. En su agonía, la Ñusta pidió que los enterraran juntos y con una cruz en su sepultura. Años más tarde fray Antonio de Rendón Sarmiento, en su recorrido evangelizador por las pampas, descubrió la cruz en el sitio donde fueron enterrados los amantes. Y decidió fundar sobre ella una iglesia con el nombre de la Virgen del Carmen de la Tirana.
¿Y usted alguna vez se disfrazó para bailar La Tirana cuando chico?