Una pérgola que merece todas las flores
Uno de los musicales chilenos más longevos cumple años este mes y lo celebramos.
Si hablamos de teatro chileno, es imposible no acordarnos de La Pérgola de las Flores, una obra que alzó su telón por primera vez a mediados de 1960. Escrita por Isidora Aguirre y musicalizada por Francisco Flores del Campo, esta obra se popularizó por retratar a los típicos chilenos de principios del siglo pasado.
Su historia inicia cuando Carmela, la protagonista, llega del campo a la ciudad para trabajar con su madrina en la pérgola, allí es donde se entera del proyecto de ensanchar la Alameda que sacrificaría aquel mercado de flores. Para salvar su lugar de trabajo, las pergoleras luchan para salvar la pérgola con protestas y esfuerzos para influir en el voto del alcalde
ante el proyecto. Carmela forma parte clave de estos esfuerzos, involucrándose con el hijo del alcalde; pese a que su verdadero amor es Tomasito, el hijo de una de las pergoleras. Pero hasta aquí nomás le cuento, para que se entusiasme.
Con un tono alegre y muy humorístico, así como canciones simples y pegajosas, sumadas a personajes reconocibles desde lo típico, lo cotidiano, esta obra ha perdurado en el tiempo y no es raro ver recreaciones todos los años, sin importar si es en el colegio o la televisión, no hay chileno que no sepa que Carmela llegó a la ciudad con la cara sonriente.
Su calidad es tan indiscutible como su vigencia actual e importancia histórica. ¡Una obra típica chilena!