Especial de Martes 13
Descorche su Gato favorito y prendamos este martes 13 con las historias más tenebrosas de nuestro Chile querido, eso sí ¡Cuidado con que le destapen las patitas en la noche!
La Rubia de Kennedy:
Corría el año 1979 cuando unos asustados automovilistas capitalinos hicieron el siguiente relato: Una bella y joven mujer, de cabellera larga y rubia, vestida con un abrigo blanco, les había hecho “dedo” en la Avenida Kennedy, cercano a la calle Gerónimo de Alderete. Tras lograr que los autos la llevaran, la mujer se subía al asiento trasero.
Todo bien dirán ustedes, quién no ha hecho dedo en la juventud… Pero tras recorrer unos tres kilómetros, la misma mujer les susurraba a los conductores que por favor fueran más despacio,“porque en una de estas calles me maté yo”, terminaba de parafrasear. Cuando los pasmados conductores escuchaban la frase y miraban temerosos por el espejo retrovisor, la joven ya no estaba en el auto.
Mucha gente dijo haberla llevado, otros que ya conocían el desenlace de esta historia reconocieron haberla pasado por alto apretando el acelerador de puro miedo en aquellas solitarias noches santiaguinas. La expectación y rumor público crecieron, nacieron teorías de explicaban la aparición de esta supuesta mujer y se le llamó La Rubia de Kennedy en los medios. Habían mas dudas que respuestas, hasta que una investigación arrojó un dato importante: Un accidente automovilístico con resultado de muerte había ocurrido el año anterior –el 8 de agosto de 1978-, en la intersección exacta donde se avistaba a esta errante muchacha. La Rubia de Kennedy sería entonces una mujer llamada Marta Infante, cuyos rasgos físicos se asemejaban a la descripción de los testigos. Ella trabajaba en la Corporación de la Madera y regresaba de comer en compañía de su novio, al momento de encontrar la muerte a bordo de su automóvil.
Los años no pasaron en vano, las generaciones fueron cambiando y los avistamientos pasaron de experiencia a mito urbano, pero lo cierto es que los taxista más viejos lo piensan dos veces antes de detenerse ante una mujer de características similares en esa intersección.
Si usted conduce por Av. Kennedy ni se le ocurra subir al auto a alguien que encontró en el camino, mire uno nunca sabe… y con los vivos ya tenemos suficiente.
El Trauco
Nuestra criatura misteriosa por excelencia habita sólo en la isla de Chiloé, al sur de nuestro país.
Se dice del Trauco que es un hombre de tan solo 80 cm, con un rostro horrible pero de mirada especial y dulce que atrae a las mujeres. No tiene pies y viste de un traje con un sombrero hecho de una planta llamada coralito, que sirve para la producción de escobas y canastos.
Las personas que lo han visto cuentan que se cuelga de una rama de gran altura conocida como olivillo para esperar a sus víctimas. Su accesorio es un hacha hecha de piedra, que convierte en bastón para no asustar a las mujeres y así poder realizar su cometido: abusar de ellas. Es por eso que habita cerca de la casa de los lugareños, para observar los movimientos de las chilotas. Y por lo mismo, los pobladores de Chiloé cuidan muy bien a sus hijas y tratan de evitar que anden solas por el bosque, debido al miedo que existe por este hombrecito de baja estatura pero de malvadas intenciones.
Sin embargo, los cuidados nunca son suficientes y de vez en cuando una mujer se sumerge en el bosque, entonces el Trauco baja lo más rápido posible del árbol y con su hacha de piedra le da 3 golpes al olivillo para así imponer presencia. Luego la muchacha se encuentra con el Trauco a su lado, este le tira su aliento y ella cae en un profundo sueño sin ninguna resistencia.
Tras su hechizo, la mujer regresa a su casa sin saber concretamente lo que le ha sucedido. La joven luego de haber tenido el encuentro con este personaje empieza a experimentar cambios muy extraños en su cuerpo y después de 9 meses de haber sufrido el embrujo del Trauco, nace un hijo de esta misteriosa criatura.
El Tue Tue
Entre los misterios chilenos más populares se encuentra el Tue Tue. Usted de seguro ha oído hablar de este ser de origen mapuche, pero mejor ni responda, porque se recomienda no repetir su nombre en voz alta más de tres veces para que no se le aparezca. Se trata de un hechicero o hechicera que abandona su cuerpo y conserva la cabeza, de la cual emergen alas que le permiten transportarse por las noches, especialmente los días martes y los viernes, convirtiéndose así en un pájaro brujo.
Los Tue Tue recorren los campos dando sus gritos característicos en señal de mal augurio, así que si escucha uno, ande con cuidado porque dicen que la muerte y la mala suerte andará rondando su vida. Si lo siente, haga caso omiso a su presencia, o bien puede invitarlo a tomar once. La leyenda cuenta que si le ofrece comer, al día siguiente aparece en la puerta de su casa una persona anciana reclamando la invitación a tomar once, y cómo negarse ¡Nada peor que llevarle la contra a un hechicero!
Este pájaro tiene hasta el amanecer para regresar e incorporarse a su cuerpo luego de su mágico y aterrador vuelo. Si por casualidad ha sido cambiado de posición, el brujo no puede incorporarse a él, lo que lo hace vagar en torno a la casa hasta que alguien lo vuelva a su posición y así poder volver a la normalidad humana.
En Gato recomendamos dormir esta noche con la luz prendida… a eso de las seis de la mañana estará a salvo de nuevo.
La Llorona
Este típico mito chileno abarca desde la zona central de nuestro país, hasta el sur.
El mito cuenta que un espectro o mujer fantasma vestida de blanco, aparece cada vez que alguien muere y sólo la pueden ver las personas que tienen desarrollado las habilidades paranormales o esotéricas.
Cuenta la leyenda que esta es una mujer que llora amargamente debido al asesinato de sus hijos. Y reaparece en cada muerte buscándolos.
Los pasos de “La Llorona” indican el camino que debe recorrer el alma de un difunto para llegar al más allá, incluso se dice que ella aparece con el fin de compartir el dolor de los familiares de la persona fallecida. Para que la pena sea menor para ellos.
Pero también cuentan algunos lugareños que existe otra parte de la historia que dice algo totalmente opuesto. Se dice que para disminuir la pena por la pérdida de sus hijos, la llorona aparece cuando hay niños muy enfermos y se los lleva al más allá, cobrando venganza por la muerte de los suyos.
Y por último está la versión que indica que la llorona es una mujer que visita a los enfermos para anunciarle que pronto van a morir y así aprovechen para despedirse de sus familias.
Ya sabe, si siente ruidos en el living, mejor hágase el dormido.
El niño que llora
De la mano de Bragolin, conocido como “El Pintor Maldito” aparece en Chile a mediados de los 70 el cuadro de un niño llorón, asegurando a quién fuera su dueño solo tragedias y muerte, convirtiéndose en uno de los mitos urbanos más populares de Chile.
Se dice que esta pintura es el retrato de un niño que vivía en un orfanato. Bragolin habría regalado el cuadro a la misma institución pero, al poco tiempo, habría ocurrido un voraz incendio en el lugar que acabó con la vida de todos los menores. El cuadro, increíblemente, no habría sufrido daño alguno. De ahí que algunos afirmen que el espíritu del niño quedo atrapado en la pintura.
Cuando el cuadro en cuestión comenzó a ser comercializado en todo el mundo, en muchos países, incluido el nuestro, comenzaron a contarse muchas historias de tinte paranormal. Se hablaba de casas incendiadas donde el cuadro permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño, pero el cuadro también acarreaba otras historias. Unos aseguraban que cuando se descolgaba, inexplicablemente detrás de él aparecían gusanos. Otros juraban que, invirtiéndolo a la hora de medianoche, se podía hacer un pacto con el mismísimo diablo. Lo único verificable, en todo caso, es que si el cuadro se gira en 90 grados, a la derecha, es posible ver a una especie de figura monstruosa que aparece devorando al pequeño, lo que demostraría el supuesto carácter maléfico de la pintura.
Nosotros aconsejamos que si va a la casa de la abuela y se encuentra con este niño, salga corriendo sin mirar atrás, no sin antes hacer trizas el cuadro ¡Porque uno nunca sabe lo que pueda pasar!