Para todos los chilenos, febrero es sinónimo de una cosa: el Festival de Viña. El festival de música más importante del país y de latinoamérica, televisado para millones de espectadores, ha dejado una huella imborrable en nuestra memoria. Un festival que nace en 1961 y que ya forma parte de la idiosincrasia e identidad de todos los que habitamos en esta franja de tierra.